Todo empieza con una idea. Un pequeño boceto, o varios.
En mi caso hago bocetos de no más de 10 cm.
Mis razones:
Puedo expresar la imagen que tengo en la mente más rápido antes de que se me olvide.
Ahorro tiempo y hojas. En una hoja A4 puedo llegar a crear 35 bocetos o más, usándola de un solo lado.
Hago las anotaciones necesarias, como los colores o detalles.
Paso 2:
Escaneo la hoja de bocetos, agrando el boceto al tamaño que quiero hacer mi ilustración. Convierto las líneas, con Photoshop, en un color que se diferencie bastante del negro.
Imprimo la hoja.
Paso 3:
Sobre la hoja impresa repaso el dibujo con una microfibra utilizando como guía el fondo con color. Le agrego más detalles y cambio un poco la postura.
De esta manera no pierdo tanto tiempo pasando la ilustración a más grande.
Paso 4:
Escaneo nuevamente la hoja. Elimino con Photoshop las líneas de color y dejo solo las líneas de microfibra negra.
Agrego unas líneas con Photoshop. Tengo todo el derecho de cambiar mi ilustración y agregarle cosas, por algo es mi ilustración, ¿no?
Paso 5:
Agrego el color base, los principales.
Paso 6:
Agrego todos los colores que voy a aplicar a mi ilustración.
Ahora es el momento de elegir la paleta de colores que voy a utilizar, probar y probar y modificar y así y así. Cambiar después los colores puede ser un toque más difícil, pero no imposible.
Paso 7:
Agrego sombras plenas. Sombras con cortes bruscos.
Paso 8:
Agrego las sombras con degrade.
Paso 9:
Agrego las luces.
Paso 10:
Agrego los detalles finales:
Una explosión.
Un “Triinng” simpático.
Modifico las notas musicales, las hago con más onda.
Y así queda. Espero que les haya gustado.
